![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNHrURkhfJ-EXXffrjDVX6cykjOXus0HdAntuAGEAVaUA64d5-en3-Rd_4ScS5OHlqLBuzi7SrPkPejTpg1s_A9pFe7Ys5i04DdB3JxvzMh9FotRINaXHRMqFGfIDiosEHCteJBdkk9d8s/s320/eris-bis.jpg)
Así que, después de todo, no había un único tipo de Discordia, sino que en toda la tierra había dos. Respecto a una, el hombre podría elogiarla cuando llegase a conocerla, pero la otra es censurable, y son de naturaleza completamente diferente, pues una fomenta la guerra y batalla malvadas, siendo cruel: ningún hombre la ama; pero por fuerza, debido a la voluntad de los inmortales dioses, los hombres pagan a la severa Discordia su deuda de honor.
Pero la otra es mucho más amable con los hombres. Incluso logra que los perezosos trabajen duro; pues un hombre se vuelve ansioso por trabajar cuando tiene en cuenta a su vecino, un rico que se apresura por arar y plantar y poner su casa en orden, y el vecino compite con su vecino en apresurarse tras la riqueza. Esta Discordia es sana para los hombres. Y el alfarero se enfada con el alfarero, y el artesano con el artesano, y el mendigo envidia al mendigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario